Atardecer en Dubai

Atardecer en Dubai

sábado, 17 de noviembre de 2012

Rápido y Furioso: Cairo Drift








Sí, estas son las únicas fotos que tengo de Egipto porque -para variar- se me quedó la cámara en Dubai (una realización que sólo ocurrió cuando ya estaba montado en el avión). Estas fueron tomadas en mi último día, con la feliz cámara de mi iPod touch.

Si nunca han ido a la capital de Egipto, pues cuando vayan, ármense de paciencia pues es una ciudad bien "peculiar". Si tuviera que describirla, diría que es una ciudad a la que le falta mantenimiento, como si la hubieran dejado de limpiar desde hace unos años ya. Todo es marrón, los edificios parecen estar cubiertos de tierra y la mayoría de ellos todavía están en construcción. El paisaje es árido por supuesto. Pero en vez de ver desiertos eternos, uno ve más roca que arena. Imagínense un terreno donde abrieron huecos y sacaron tierra para escavar pero lo dejaron así. Multipliquen esa imagen por mil y tienen a Cairo.

Esta es la segunda vez que vuelo a Egipto, y yo todavía no he tenido chance de visitar las pirámides. En estos viajes de "trabajo" uno solamente tiene el chance de experimentar las ciudades desde la ventana del hotel o de un carro. Pero a pesar del crimen de no poder hacer ni un poquito de turisteo en Egipto, es notable reconocer que uno aprende mucho de la ciudad -y de su gente- con sólo recorrer sus calles. Las siguientes líneas es un retrato preliminar de Cairo... y su tráfico. 
Como siempre, la agenda estaba llena. Para los dos días que iba a estar en la ciudad contraté un chofer que me llevara de un lugar a otro. A pesar de su gentileza y sus buenas ganas de trabajar, éste no resultó ser el mejor chofer:

Resulta que el brother hablaba mínimo de Inglés. Durante los días de mi visita aprendí magistralmente como hacer énfasis en las palabras (así como haría un profesor de preescolar) y a comunicarme por señas. Tanto fue mi esfuerzo, que luego al dirigirme a cualquier otra persona le hablaba de la misma manera. "MEETING AT 11, PICK UP 11 AND HALF"

Además, parecía que no conocía ninguno de los lugares a los que tenía que ir. Obviamente sí conocía las diferentes zonas, pero fue una sorpresa grata (?) cuando el primer día, yendo a la primera cita que tenía, me encontré dándole YO direcciones al chofer sobre a dónde teníamos que ir. LIKE A BOSS. Mi memoria fotográfica de las escuelas a las que fui en mi viaje pasado resultó ser mejor de lo que yo pensaba. Todo esto mientras escuchábamos canciones interminables en Árabe. 

Para más colmo, el señor manejaba LENTO. Yo no es que sea el corredor más rápido de todos, pero las distancias en Cairo ya son bastante largas para uno ir a 70 km por hora, todo el tiempo. 
Así como en Caracas, en Cairo el tráfico forma parte de la vida diaria pero diez veces más intensamente. Si en Caracas puedes encontrar algunos conductores a toda velocidad cambiándose de canal a cada rato para pasar a los demás, en Cairo TODOS son así. Yo no sé para que se toman la molestia de dibujar los canales en el pavimento si al final cada quien va por donde mejor le parezca. La regla es cambiarse de canal y si permaneces en un canal por más de 5 segundos pierdes. Es una locura. 

Todo el mundo usa la autopista, y con esto me refiero literalmente a todos. Carros, animales y humanos. Es normal, por ejemplo, ver cruzar a una familia la autopista principal caminando, a pesar de los miles de carros que se aproximan a todo motor. Relajado. 

O, ver carretas de frutas llevadas por caballos o mulas. Yo no podía creer lo que veía cuando en el medio de una calle en el centro, un hombre salto de su carreta a recoger cinco naranjas que se habían caído. Las recoge y se devuelve corriendo a toda velocidad al caballo que, a todas estas, seguía avanzando sin jinete por la calle. WTF.

Más terrorífico todavía fue cuando le pasé mi celular al chofer para que alguien le diera direcciones a dónde íbamos. En ese momento, lo llaman de repente a su celular. El hombre sin dudar ni un segundo, atiende el móvil con la otra mano y por 10 segundos vamos por la calle sin tocar el volante. 

Entre muchas otras cosas, parece ser que a los Egipcios les encanta manejar acercándose lo más posible a los carros alrededor. Parado en un semáforo, vi al carro de al lado frenar milímetros atrás del primer carro en la cola. Yo podría jurar haberlos visto chocar. Cuando veo que no, y me sorprendo, el conductor del carro se ríe y me dice algo en Árabe que no entiendo. Yo me río también y pretendo entenderle. En Egipto no se disfruta si enserio no tienes un buen sentido del humor. 

Cada minuto uno tiene la sensación de que va a chocar. Yo me la vivía frenando en vano con mis pies en el asiento del copiloto. Créanme, es lo más desesperanzador que existe. Al final, uno solo debe relajar el cuerpo y entregarse. 

Pero Cairo no es solo tráfico ni gente desquiciada. Es una ciudad súper auténtica. A pesar del caos, el Nilo se descubre resteado e imponente. 

Las pirámides se logran ver desde la autopista -ahora trancada de carros-  como tres estructuras extraterrestres. 

Sin duda, una ciudad por explorar.

¡Hasta la próxima!

martes, 6 de noviembre de 2012

El Olvido



Desde este universo paralelo me pregunto si la gente piensa en mí, si en algún momento del día se acuerdan de Alejandro, y suspiran añorando un pasado compartido.

Desde este universo paralelo me siento lejano. Tan lejano que no dejo de hacerme estas preguntas.

¿Me extrañaran mis amigos?

¿Habrá pensado en mi?

¿Se imaginarían mi mamá, papá o hermanos lo que estoy haciendo en este momento?

Me lancé de paracaídas

Me rapé el cabello en Shanghái

Me comí un plato de panquecas solo en un Ihop en Monterrey 

¿Alguien lo habrá pensado?

Me hago estas preguntas porque yo suelo hacérmelas con frecuencia. Justamente en esos momentos, cuando me siento más remoto: en el medio de una noche de tragos, caminado por lugares desconocidos o viviendo las más surreales experiencias.

¿Que estarán haciendo mis amigos?

Les mando energías desde el otro lado del planeta. Hay veces en que las reciben y hay veces que no.

Me hago estas preguntas cuando no sé nada de ellos.

Y luego de un tiempo me comienzo a inquietar por la ausencia mutua. ¿Se habrán olvidado de mi?

Comienzo a sentir celos, rabia, y al final indiferencia. Olvido yo en consecuencia.

Asumo un final.

Y a veces, me equivoco.

Pero ya el daño, de mi parte, está hecho. Los platos ya están rotos.

Y por más que lo intente y me duela seguir adelante, me desmorono ante un desastre que no logro reponer.

No hay nada que hacer.
 


sábado, 3 de noviembre de 2012


Estoy emocionado. Quisiera verte hoy.

Estoy tan emocionado, que me da pena escribirte; espero que tú me escribas primero. Que me invites y me digas que quieres verme.

Yo quisiera invitarte pero los códigos dicen que no debería. Luciría demasiado interesado.

¿Por qué será que caigo por las personas no disponibles?

Tienes pareja, lo sé. La batalla está perdida desde el comienzo. ¿Pero cómo la evito si esa condición es lo que me invita?

¿Cómo ganar si lo que me condena es lo que me atrapa?

Me doy cuenta de que estoy cansado de este sin nadie. De que en realidad sería genial estar acompañado.

Quiero que me hagan sonreír y que los días tengan sentido por alguien.

Pero no sé cómo conseguirlo.

Solo sé buscar en lugares equivocados, calles ciegas. Contactos fugaces sin dirección.

Y me han distraído, no lo niego. Pero un se cansa de tomar oxígeno a cortos alientos.

Quiero ya respirar profundamente. Lo necesito.