Atardecer en Dubai

Atardecer en Dubai

sábado, 31 de marzo de 2012

¿Dónde esta Alejandro?




ha sido una pregunta difícil de responder los últimos tres días; y es que he estado en tantos sitios, tan diferentes los unos de los otros que la experiencia parece surreal. Tanto que ya el jet lag perdió su efecto en mí, pues la realidad parece haberse convertido en sueño.

El viernes 23 de Marzo estuve en Londres hasta las 4 de la tarde. Llegamos al aeropuerto a las 10 y media de la mañana para tener un exceso de 3 horas de espera para volar. Me sirvió para comprarme unos doritos, unas gomitas, agua, una cámara fotográfica nueva, comer y tomarme un shot de tequila. Sin embargo, la espera no basto con esas horas. Apenas nos montamos en el avión anunciaron que el vuelo iba a sufrir un retraso de 1 hora y media, que significaba perder la conexión en Doha, Qatar: algo que esperaba desde el fondo de mi corazón. Una hora en el Medio Oriente no era suficiente. Un día, en cambio, fue el tiempo ideal para enamorarme de Doha.

El sábado 24 de Marzo, luego de 6 horas de vuelo en la aerolínea más “cartelua” que he usado, pisé tierra árabe por primera vez. El aire olía a playa y el clima estaba perfecto, por fin no tenía que utilizar abrigos para salir a la calle! Eran alrededor de las 3 de la mañana cuando llegamos al hotel. Las habitaciones eran lujosísimas. Luego de dejar mis cosas, nos fuimos un grupo a caminar por las calles alrededor del hotel que prácticamente estaban desiertas a esa hora. Nos devolvimos al hotel con el primer llamado a oración del día.

Ese sábado fue un día memorable. Nos levantamos tempranito (con dificultad ya que el colchón de la cama era INCREIBLEMENTE suave y cómodo), desayunamos y nos fuimos en tour por la ciudad. Doha parece más un pueblo grande que una metrópoli. Es más, es un pueblito con rascacielos. De las 1.6 millones de personas que viven en todo Qatar, 1.5 de ellas viven en Doha, lo cual para ser la capital de un país, es NADA. Las calles estaban tan desiertas como en la madrugada. Yo digo que de hoy a 10 años es que el país se va a desarrollar (en 2022 van a ser sede del mundial de futbol). El dinero lo tienen.



Luego de almorzar en el mercado principal de Doha (el peor servicio de todos) nos fuimos al desierto, a 40 minutos de la ciudad.

Monte camello.

Manejamos a toda velocidad por las dunas (Bush Gardens o cualquier montaña rusa se queda pendeja con lo emocionante que fue esto).

Nos lanzamos por las dunas inmensas.

Contemplamos el atardecer.

Moje mis pies en el golfo pérsico, mirando hacia la frontera con Arabia Saudita.




Al llegar del desierto nos encontramos con las caras renovadas de nuestros compañeros que habían descansado durante todo el día. Nosotros en cambio, oliendo a camello, con arena en los pies, (piernas, axilas, cejas y pestañas), utilizando la misma ropa con la que nos despedimos de Londres, y con ojeras fantasmales, nos mirábamos complacidos ante la aventura que habíamos vivido y ante la travesía que nos esperaba a unas pocas horas. Cansados pero con el alma sonriente, dormimos como unos bebes en nuestro viaje a China.

En la tarde del domingo 26 de Marzo aterricé en por primera vez en tierra asiática. Yo llegué a Shanghái pensando en Doha.