La cuestión es que todo el día he querido pensar en ti pero
no me he dejado.
Atardecer en Dubai
sábado, 26 de mayo de 2012
miércoles, 2 de mayo de 2012
Haciendo maletas
Comienzo el relato de este viaje desde su final. A casi
dos días de irme de Shanghái me doy cuenta de que es justo reportarme con los
ausentes lectores de este blog minúsculo, pero sobretodo, con aquellos a los
que les prometí que me iba a dedicar a escribir sobre mis experiencias. Debo
admitirlo, no escribí nada durante las últimas 6 semanas porque me dio
fastidio. Siendo sincero, nunca me sentí inspirado, nada me quitó el aliento.
Quizás el asombro por este país es tan grande que todavía no me creo poder
estar aquí. Quizás ya montado en el avión me de cuenta de lo vivido. Cuando
llegue a Londres espero escribir.
Es este el propósito de esta entrada: ser una “antesala” al
“chorro” de inspiración que espero me visite. Por los momentos hago un balance
sobre mi aventura en China: lo que dejo y lo que me llevo. Mi maleta.
Primero que nada dejo un pocotón de cosas innecesarias
que suman peso a mi equipaje: champú, crema de afeitar, desodorante (me llevo
un poco puesto), pasta dental, el plato y la cuchara que compré acá para mis
desayunos y cenas, dejo el cable de tres metros que me conecta al internet desde
mi cama.
Dejo el estuche viejo de mi iPod por el nuevo que me
compré.
Dejo mi manual de supervivencia en Shanghái.
Dejo mi cabello. Literalmente no tengo pelos en la lengua
ni en mi cabeza (son minúsculos).
Dejo una perla de jade que compre en Beijing pero ya no
se donde esta.
Dejo un poco de mis miedos. Definitivamente dejo el
desgano, la tristeza y el mal humor que me amargaron la vida el año pasado. Sin
embargo, me llevo la intensidad que hacen que éstos vuelvan de vez en cuando,
de lo contrario no podría avanzar. Me llevo nuevos momentos y nuevos amigos.
Me llevo un 0.5% de Mandarín (y muchas de aprender el
99.5% restante) junto con mis anotaciones.
Me llevo una arrogancia infinita por haber dominado el
arte de comer con palitos. Creo que invitaré a mis amigos de Londres y el mundo
a comer Chino SOLAMENTE para que me vean comer arroz.
Me llevo cuatro temporadas de Mad Men piratas porque en
Londres no las consigo. Me llevo mi traje para la graduación, un par de zapatos
nuevos, interiores Calvin Klein falsos, una billetera Gucci falsa (más otra
Mont Blanc también falsa), una chaqueta de invierno y otra de verano. TODO
FALSO Y BARATO. Va conmigo y con todos.
Me llevo fotos, MUCHAS.
Me llevo una emoción enorme por los tiempos que están por
venir, y creo que esto ha sido el balance más claro de todo este viaje. En
mucho tiempo no me había sentido tan contento. Siento que he sido muy afortunado
por todas las experiencias y bendiciones que he tenido. Siento que a pesar de
lo que implica la soledad de vivir en Londres, yo he aprendido a vivirla y a
transformarla. Si me comparo con el Alejandro que llegó a Londres hace ya casi
dos años, hoy me siento todoterreno. Me siento fuerte porque he logrado
enfrentar muchos de mis miedos. Siento que hoy estoy recogiendo frutos. Hoy,
peligrosamente puedo decir que estoy feliz.
Me regreso a Londres con un mundo más grande. Creo que
las oportunidades y las puertas por tocar son demasiadas. Me llevo
perspectivas: un grano de arena en el desierto, la rama de un árbol en el
bosque.
Hoy recorro caminos y quiero seguir caminando.
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